El arma principal de Google y Facebook: sus apps

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Dos empresas poseen casi todas las aplicaciones que llevamos en nuestros smartphones: Facebook y Google.

El uso de apps en teléfonos inteligentes acapara la mitad de todo el tiempo que pasamos con los medios digitales, según el informe de aplicaciones móviles de comScore. Y cuando se trata de tiempo gastado en móviles, el 87% del tiempo lo pasamos usando apps frente al 13% del tiempo que pasamos en la web móvil o navegando, a pesar de que la web móvil a menudo recibe mayor tráfico.

Los usuarios de teléfonos inteligentes pasan el 96% de su tiempo en aplicaciones utilizando alguna de las 10 apps más usadas, y los usuarios de teléfonos inteligentes pasan la mitad de su tiempo en la app que más usan, según comScore. Google y Facebook poseen la abrumadora mayoría del tráfico a estas aplicaciones y poseen la aplicación número 1 para cada franja de edad. Cuando se trata de tráfico de escritorio y video en el PC, Google es el rey. Pero en el móvil, Facebook es el ganador claro.

Las aplicaciones principales por categoría y penetración de población (en los Estados Unidos, faltaría extrapolar los datos a Europa) son:

  • Redes sociales: Facebook, 93%
  • Noticias: Apple News, 77%
  • Comercio: Amazon, 75%
  • Juegos: Words with Friends, 67%
  • Viajes/Desplazamientos: Uber, 27%
  • Deportes: ESPN, 23%
  • Citas: Tinder, 11%

La aldea irreductible: Snapchat, con un 50% de penetración entre los usuarios de aplicaciones, es la app mejor clasificada que no pertenece a Facebook o Google.

Follow the money: la publicidad en apps se ha convertido en el medio de publicidad móvil de más rápido crecimiento, con ingresos estimados que superan los 53.000 millones de dólares. Se estima que para 2020, los ingresos brutos en las tiendas de aplicaciones superarán los 100.000 millones de dólares a nivel mundial. Normal que las teles en abierto se tienten la ropa.

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Políticos, gobiernos y el cambio que viene

El gobierno del Reino Unido ha abierto una investigación sobre inteligencia artificial que evaluará las implicaciones económicas, éticas y sociales de los avances de la IA.

  • ¿Cuál será su impacto en la sociedad? ¿Cómo puede el público en general estar mejor preparado para un uso más extendido de la inteligencia artificial? ¿Quién va a ganar más con el desarrollo y uso de inteligencia artificial y datos? ¿Quién va a salir perdiendo? ¿Cómo se pueden mitigar estas desigualdades?

 

  • ¿Cuál será su impacto en la industria? ¿Cuáles son los sectores clave que pueden beneficiarse del desarrollo y uso de la inteligencia artificial? ¿Cómo gestionar los monopolios y las cantidades ingentes de datos que manejan las grandes corporaciones?

 

  • El debate ético, ineludible: ¿Cuáles son las implicaciones éticas del desarrollo y uso de la inteligencia artificial? ¿Cómo se pueden resolver las implicaciones negativas?

 

  • El rol que el Gobierno jugará en todo ello¿Qué papel debe tener el Gobierno en el desarrollo y uso de la inteligencia artificial en el Reino Unido? ¿Debería regularse la inteligencia artificial?

El Comité de Inteligencia Artificial en la Cámara de los Lores (sí, es posible tener comisiones y discutir sobre Inteligencia Artificial en sede parlamentaria) hizo un llamamiento para que expertos y miembros del público compartan sus puntos de vista sobre la IA, así como «soluciones pragmáticas a los problemas presentados». Estarán recogiendo opiniones hasta septiembre, y presentarán conclusiones en marzo de 2018.

Esto me recordaba un artículo reciente de Xavier Marcet, donde decía:

«Escucho muy poco a políticos (podemos incluir también a los sindicatos) hablar sobre la transformación absoluta del mundo del trabajo. No escucho a los políticos pensar seriamente sobre todo el enorme potencial de la inteligencia artificial y el Big Data aplicados a la creación de valor público. No veo a los políticos dar la importancia vital que tendrá la Ciberseguridad como la gran infraestructura del futuro. No escucho hablar seriamente sobre cómo mantendremos servicios universales básicos, no escucho a nuestros políticos hablar de cómo afrontaremos la era de longevidad que se nos abre delante…»

Yo tampoco lo escucho. Pero quiero ser optimista. Veo que el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital acaba de poner en marcha una consulta pública para recabar tanto propuestas como información relevante aportadas por todas aquellas personas y entidades interesadas en contribuir a la elaboración de la ‘Estrategia Digital para una España inteligente’.

La consulta está estructurada en cinco pilares:

  1. La economía del dato
  2. Los ecosistemas 4.0
  3. Regulación inteligente
  4. Infraestructuras tecnológicas
  5. Ciudadanía digital

En este proceso de elaboración de la Estrategia Digital se habilitado un espacio de diálogo reforzado con la patronal y los sindicatos. Sería de agradecer que la oposición se uniese al debate. Ojalá no se quede en una consulta aislada, sino que sea un paso significativo para empezar a reflexionar sobre los importantísimos cambios y la transformación absoluta que se nos vienen encima como sociedad.

Finalizo volviendo a mencionar a Xavier Marcet: «como ciudadanos, más que demonizar sin matices a la clase política, lo que debemos exigir a los políticos es que incorporen estos temas 4.0 en la agenda estratégica de nuestras sociedades de un modo prioritario».

 

La Reinvención Digital: una oportunidad para España

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Se ha presentado esta semana el informe La Reinvención Digital: una oportunidad para España, elaborado por Digital McKinsey con la colaboración de la Fundación Cotec.

La economía digital representa hoy día el 5,6% del PIB de España, que solo está aprovechando el 13,5% de su potencial digital. Según el informe, la digitalización podría tener un impacto de hasta el 1,8% anual en el PIB en España hasta 2025, y la digitalización podría suponer para España un incremento del PIB de entre un 1,8% y un 2,3% hasta 2025.

A pesar de haber hecho avances significativos, el nivel de digitalización de España está por detrás del de la mayoría de países de Europa. El sector público está digitalmente más avanzado que el sector privado y los consumidores, y los grandes gaps observados en la transición digital son la baja digitalización de algunos sectores económicos y de las pymes, un ecosistema de start-ups aún en desarrollo, y la falta de capital humano digital.

La digitalización supone una gran oportunidad para mejorar la productividad en España, pero la transición requerirá la conversión -dolorosa- del modelo productivo. La digitalización generará cambios en el mercado laboral. El 48% de las actividades actuales son potencialmente automatizables con tecnología ya existente. Esto no significa necesariamente que estos trabajos desaparecerán, si no que la naturaleza del trabajo cambiará y que muchas de estas actividades se sustituirán por otras de valor añadido

España tiene ante sí un camino por recorrer de cara a avanzar en la reinvención digital, y que puede comenzar desde ya. (Modo ironía ON) Tan sólo tenemos que :
1. Simplificar la regulación y burocracia: reducir la burocracia y las barreras regulatorias para el funcionamiento y la creación de empresas.
2. Mejorar el acceso a capital y soporte a pymes: dar transparencia y mejorar la eficiencia del capital para proyectos digitales y aumentar el soporte a pymes en la transición digital.
3. Incluir formación en digital en todas las etapas de la educación: añadir formación en nuevas tecnologías desde educación infantil hasta la universidad.
4. Lanzar programas específicos de formación en digital: crear programas para educar a empresas y profesionales en digital.
5. Fijar las responsabilidades de la transición digital: definir un claro responsable de la transformación digital, con soporte en las distintas administraciones públicas

En el Sector privado:
6. Definir una estrategia digital integral: crear una estrategia digital que abarque todos los aspectos de la organización.
7. Renovar los modelos de innovación: incorporar modelos de innovación abiertos para solucionar los retos de la empresa, como el crowdsourcing o hackathones.
8. Formar a los empleados en digital: lanzar programas de formación y crear incentivos para digitalizar a los empleados.
9. Educar a los clientes: crear incentivos para la digitalización de los clientes y darles
soporte en la transición digital.
De forma individual:
10. Re-entrenarse para el mundo digital: asistir a cursos y apalancarse en la educación por internet.

 

Un informe interesante de principio a fin, magníficamente documentado, con numerosas fuentes de datos por donde seguir investigando. Pero al final, una se queda siempre con la sensación de que estos estudios sólo son por y para los ya convencidos. ¿Los dirigentes empresariales, políticos y sociales -o los que les asesoran- se leen estas cosas? Y si se las leen, ¿lo hacen con intención real de empezar a dar los pasos para cambiar algo y no de alimentar discursos buenistas y grandilocuentes?

 

Los riesgos a los que se enfrentan las telcos

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Los tiempos avanzan y lo único permanente es el cambio. Si tradicionalmente lo que han temido las grandes telcos y sus accionistas son los riesgos financieros, todo cambia, los miedos también. Como botón de muestra, según señala el informe anual Telecommunications Risk Factor Survey de BDO 2017, los riesgos que dominan la agenda del 80% de los altos ejecutivos de las telco son las limitaciones normativos y, por tanto, las multas regulatorias.

El informe señala cinco amenazas principales:

  1. La transformación digital: el mercado es cada vez más complejo, no sólo por la competencia entre las telco tradicionales, sino por la entrada de nuevos agentes que hacen que la línea divisoria entre industrias sea cada vez más borrosa. La lentitud de las telco está permitiendo que las OTT les estén ganando espacio de mercado y espacio en la mente de los consumidores. El informe señala que el ingreso medio por cliente en la industria de las telecomunicaciones está cayendo y que la lealtad del cliente está disminuyendo a medida que proliferan las opciones a su alcance.
  2. La carga regulatoria: durante el último año el impacto de la regulación y el cumplimiento en el sector de las telecomunicaciones ha aumentado considerablemente. El RGPD, la supresión del roaming, marcos reguladores sobre la neutralidad de la red, la universalización del acceso a Internet, además de las normas concretas de cada país. Marcos regulatorios cada vez más exigentes que sin duda suponen una carga creciente en costes que afectan a la rentabilidad de las compañías.
  3. La ciberseguridad: la frecuencia, el alcance y el daño potencial causado por la piratería de datos está en aumento, por lo que las telco se ven forzadas a invertir de manera creciente en medidas destinadas a reducir el impacto potencial de cualquier ataque. El sector se ha convertido en un objetivo clave para los piratas informáticos que persiguen robar datos sensibles, interrumpir los servicios de red o extorsionar a las compañías. La medida en que las telco perciben la ciberseguridad como un riesgo importante casi se ha duplicado en dos años, del 37% en 2015 al 69% en 2017 (lo extraño es que no sea el 100%).
  4. La volatilidad macroeconómica: casi al final llegamos a los riesgos clásicos para una empresa: la inestabilidad internacional. Un clima económico más volátil hace que sea más difícil para las empresas de telecomunicaciones planificar futuras inversiones, modelos de flujo de efectivo y gestionar las expectativas de los inversores. Trump, Brexit, etc.
  5. Inversión en infraestructuras:  si las telco quieren mantener el ritmo de los competidores y adaptar las ofertas  al ritmo que demanda el criterio cambiante de los clientes, no tendrán más remedio que incrementar la inversión en su infraestructura y modernizar sus operaciones. Fibra, 5G, SDN… ¿Dónde invertir y dónde no? Las telco tendrán que maximizar la efectividad de sus inversiones en infraestructura mediante el análisis de su big data para lograr entender qué segmentos de clientes y servicios son los más rentables, y cuáles ofrecen la mejor experiencia al cliente y mejor se ganan la lealtad del cliente.

 

No hay ninguna novedad, quizá la única sorpresa es el cambio de orden y de prioridad de los factores de riesgo. Operar en un entorno volátil e impredecible nunca es fácil. Los ejecutivos de las telco están bajo una intensa presión para transformar sus negocios a largo plazo, mientras que mantienen un fuerte trimestre a trimestre resultados financieros, y donde se les exige planificar una estrategia eficaz para este entorno operativo siendo conscientes de los múltiples riesgos que configuran la industria de las telecomunicaciones a corto y largo plazo. El eterno y grácil bucle en este mundo de las telco.

 

Vía BDO España

Países que se están preparando para la automatización: Canadá

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Raro es el día en el que no vemos algún artículo relacionado sobre el (negro) futuro del trabajo, la automatización que se nos viene encima, y cómo los robots y la inteligencia artificial van a ir sustituyendo paulatinamente la mano de obra humana.

Tengan la razón los agoreros o los tecno-optimistas, lo cierto es que hay un cambio enorme que se nos viene encima, y más allá de hablar sobre ello, hay que empezar a prepararse para ello.

Canadá ya parece haberse dado cuenta. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, está preparando a su país para afrontar los retos que la AI va a imponer a la fuerza laboral.

Hace unas semanas, Trudeau abordó el tema de la automatización y el futuro del trabajo en Quora y explicó algunas de sus ideas para ayudar a los ciudadanos canadienses a mantener sus puestos de trabajo antes la rapidez de los avances tecnológicos.

We know that the job market is changing, and instead of resisting in vain, we’re focused on funding research and innovation, like in AI and quantum computing, that’ll help lead the change here in Canada. And while we do that, we’re preparing Canadians to find good jobs through investments in education and training.

«Sabemos que el mercado de trabajo está cambiando, y en lugar de resistirnos, vamos a enfocarnos en financiar la investigación y la innovación en inteligencia artificial y computación cuántica, que nos ayudará a liderar el cambio aquí, en Canadá. Y mientras hacemos eso, vamos a preparar a los canadienses para que sean capaces de encontrar buenos trabajos invirtiendo en educación y preparación».

Amén.

Para los desempleados de Canadá, Trudeau dijo que el gobierno está proponiendo un plan que permitiría a los ciudadanos «seguir una formación autofinanciada» mientras siguen recibiendo beneficios de desempleo. Este plan de desempleo costaría «132,4 millones de dólares en cuatro años, a partir del próximo año, y 37,9 millones de dólares al año después». En cuanto a la fuerza de trabajo actual de Canadá, Trudeau dijo que el país está «extendiendo el acceso a becas y acceso a préstamos estudiantiles sin interés para adultos». Esta iniciativa, dijo Trudeau, ayudará a que sea más barato para los adultos con niños a volver a la escuela a tiempo parcial para mantener sus habilidades laborales actualizadas. También dijo que Canadá va a invertir en una iniciativa que ayudaría a los estudiantes a encontrar trabajo después de terminar su educación.

Canadá parece tenerlo claro. En marzo, anunciaron que invertirían 125 millones de dólares en una nueva iniciativa diseñada para «atraer y retener a los mejores talentos académicos en Canadá» e impulsar el número de estudiantes de posgrado e investigadores que estudian inteligencia artificial.

Y no sólo el gobierno. Además del aumento del gasto público en educación, las empresas también deben invertir en proyectos de capacitación de empleados. Pero para que las empresas inviertan, éstas deben encontrar los mimbres adecuados. Será por eso que grandes empresas de tecnología como Microsoft y Google están invirtiendo en proyectos de investigación de AI en Canadá que involucran a las principales universidades y centros de investigación del país.

 

Way to go, @JustinTrudeau !

2016: más personas con teléfonos móviles que con electricidad o agua potable

2016

2016 se despide como un año extraño, hostil, incluso terrorífico. Nos gusta el dramatismo. Echando un vistazo a los datos podemos ver algunos de los desafíos a los que nos enfrentamos, pero también los progresos que hemos hecho hacia un futuro mejor y más pacífico, próspero y sostenible.

O estamos en vías de lograrlo, si lo sabemos conducir. Las TIC son parte fundamental en ese avance, pero hay que acompasar velocidad y oportunidad para superar los obstáculos tradicionales que impiden que la revolución digital alcance su pleno potencial transformador.

Según el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2016 del Banco Mundial, Digital Dividends, más del 40% de la población mundial tiene acceso a Internet, y sigue sumando nuevos usuarios cada día. En el 20% de los hogares más pobres, casi 7 de cada 10 tienen un teléfono móvil. Es decir, para los hogares más pobres  tienen más fácil (o les importa más) tener acceso a teléfonos móviles que a los aseos o a agua limpia.

Más allá de la anécdota y de lo curioso del dato estadístico, lo que aflora del informe es que el acceso a los teléfonos móviles ha aumentado en los países de ingresos bajos y medios, pero muchos de los otros beneficios de la revolución digital -como mayor productividad, más oportunidades para los pobres y la clase media, y gobiernos y empresas más responsables- aún no han llegado.

El informe concluye que se deben hacer mayores esfuerzos para conectar a más personas a Internet y crear un ambiente que haga que los beneficios de las tecnologías digitales lleguen a todos. Hay que invertir en infraestructuras, en la educación y en la salud de las personas, en crear un adecuado entorno para la promoción y el desarrollo de empresas, y en fomentar la buena gobernanza. En los países donde estos fundamentos son débiles, las tecnologías digitales no han conseguido disparar  la productividad o reducir la desigualdad. Aquellos países que complementen las inversiones tecnológicas con reformas económicas más amplias, cosecharán dividendos digitales en forma de más crecimiento, más puestos de trabajo y mejores servicios. 

Se supone que hablamos del análisis para países en vías de desarrollo, pero -salvando las distancias- no suena muy distinto de lo que necesitamos en Europa y particularmente en España. A ver qué dan de sí los próximos 365 días…

 

Tecnología, empleo y desigualdad: pocas respuestas, muchos interrogantes

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Esta semana se ha presentado en Madrid el informe elaborado por la consultora Randstad Research «La digitalización: ¿crea o destruye empleo?». El informe presenta a España como uno de los países del mundo más amenazados por el déficit de talento digital. La economía nacional tiene capacidad para crear y absorber más de un millón de nuevos puestos de trabajo en los próximos cinco años (2017-2022), incluyendo posiciones de tipo tecnológico (390.000), trabajos inducidos (689.000) e indirectos (168.000). Pero, ¿cómo cubrir todas estas futuras vacantes de empleo tecnológico cuando el número de estudiantes matriculados en estas carreras ha descendido en más de 65.000 alumnos en los últimos años, pasando de representar el 30% del total de universitarios al 26% este año? El futuro no es halagüeño, vamos a peor: hoy son 69.113 y en 2021 serán 57.663.

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Los robots y la inteligencia artificial van a reemplazar muchos puestos de trabajo en los próximos años, fundamentalmente de tareas repetitivas o fácilmente automatizables. La Gran Pregunta es: ¿se destruirán más empleos de los que se van a crear? ¿Cuántas personas, que no pueden ser reconvertidas, quedarán fuera del sistema?

¿La culpa es de la tecnología o nos salvaremos gracias a la tecnología?

Las dos cosas. La tecnología destruye empleo pero al mismo tiempo es fuente de igualdad. Crea oportunidades para las masas y pone a sus alcance recursos que antes estaban limitados a las élites. La tecnología es un elemento de universalización, porque llega a todos los rincones del mundo. La tecnología puede emplearse para unir una sociedad, al igual que para dividirla. En el año 1999, esperábamos que el futuro deparara una mejora de la igualdad, un incremento del acceso a la información, un mayor sentimiento de libertad entre las personas y un impulso del crecimiento global. Muchas de esas previsiones se han cumplido en buena parte gracias a la tecnología, pero al mismo tiempo la brecha entre los mercados más avanzados y los países en vías de desarrollo ha crecido.

La tecnología lo magnifica todo. También ha magnificado las diferencias. La primera consecuencia ha sido la brecha entre países ricos y pobres, y entre zonas urbanas y rurales, que seguirá incrementándose por el simple motivo de la rapidez a la que evoluciona. La segunda consecuencia negativa de la digitalización es la aparición de nuevos monopolios empresariales, con la fuerza suficiente para imponer regulaciones a su favor en algunos países. Y llegamos a la tercera consecuencia, la contribución de la tecnología a una rápida destrucción de puestos de trabajo que la industria TIC no está compensando. Los empleos más afectados por el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial serán aquellos que requieren un nivel medio/bajo de cualificación. David Rotman, editor de la publicación MIT Technology Review, lo explica en el artículo De cómo la tecnología está destruyendo el empleo. Se producirá, una “polarización” de la fuerza de trabajo entre cualificados y no cualificados, y un “vaciado” de la clase media, como también anticipa Stephen Hawking.

En otras palabras: estos avances están creando mayor desigualdad en el mercado de trabajo, que va a ir a más. Según una investigación de los profesores Carl Benedikt Frey y Michael Osborne de la Universidad de Oxford, a medio plazo, el 47% de las categorías profesionales se verán afectadas por la automatización.

Parece claro que la formación y educación de los trabajadores jugará un papel fundamental en el resultado. A principios del siglo XX, la desaparición de millones de puestos de trabajo en la agricultura se resolvió a través de la implantación de sistemas públicos de educación, que elevaron la cualificación media de los ciudadanos, preparándolos para trabajar en el sector secundario. Parece difícil que los gobiernos puedan financiar una educación superior especializada. ¿Será la educación online la pieza salvadora del empleo del mañana? Por otro lado, la reducción de esa clase media, acelerada por las nuevas tecnologías, puede generar no sólo una sociedad más desigual, sino también más inestable políticamente. ¿Podría un sistema de renta universal contribuir a una transición menos dolorosa?

Randstad Research da las pistas de cómo serán los perfiles demandados en el futuro. Y establece seis categorías: el 38% serán los «knowledge workers», profesionales altamente cualificados, difícilmente sustituibles por una máquina; el 35% líderes con múltiples habilidades para dirigir cambios en las organizaciones e innovar; el 18% trabajadores técnicos con formación especializada para desarrollar funciones específicas; el 5% operarios que no requieren habilidades ni conocimientos muy específicos y desempeñarán actividades poco cualificadas; el 3% especialistas en oficios, con conocimientos específicos para realizar ciertos oficios o profesiones, y el 2% especialistas en tareas repetitivas, usarán la información pero no generan ideas o conocimiento. ¿Qué pasará con aquellos millones de personas que no se hayan formado o que estén en una franja de edad que les hace «difícilmente reeducables/reconvertibles»?

¿Qué pasará a largo plazo? Históricamente, el empleo neto tiende a recuperarse con el paso de los años. La llegada de nuevas disrupciones ha conllevado siempre la aparición de nuevos especialistas, y la falta de trabajo ha incentivado a las personas a idear nuevas oportunidades de negocio. Asimismo, existen empresas (como es el caso de muchas start-ups) que, de no ser por la eficiencia que proporcionan las nuevas tecnologías, no existirían. Amazon, Salesforce, Facebook o Uber serían inviables hace tan sólo dos décadas. Pero ¿seguirá la Revolución Digital el mismo patrón histórico?

Si la tecnología resulta lo suficientemente transformadora, ¿quién sabe qué pasará? Pocas respuestas, muchísimos interrogantes.

Publicada la Directiva UE sobre la accesibilidad de los sitios web y aplicaciones para dispositivos móviles de los organismos del sector público

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Hoy 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, es un buen momento para hablar sobre la reciente publicación el pasado 26 de octubre de la Directiva UE 2016/2102 sobre la accesibilidad de los sitios web y aplicaciones para dispositivos móviles de los organismos del sector público.

Esta Directiva reflexiona sobre la accesibilidad entendida como un conjunto de principios y técnicas que se deben respetar a la hora de diseñar, construir, mantener y actualizar los sitios web y las aplicaciones para dispositivos móviles para que sean más accesibles a los usuarios, en particular a las personas con discapacidad, especialmente a aquellos con dificultades auditivas, visuales o funcionales.

Se plantea como objetivo principal garantizar que los sitios web y las aplicaciones para dispositivos móviles de los organismos del sector público europeo sean más accesibles, al basarse en requisitos comunes de accesibilidad, reduciéndose así la incertidumbre para las empresas y desarrolladores, y fomentando la interoperabilidad entre organismos públicos. Y los ciudadanos, por supuesto. Los ciudadanos se beneficiarán de un acceso más amplio a los servicios del sector público mediante sitios web y aplicaciones para dispositivos móviles, y obtendrán servicios e información que facilitará su vida diaria y el disfrute de sus derechos en toda la UE, especialmente de su derecho a circular y residir libremente en el territorio de la UE, de su libertad de establecimiento y de su libertad de prestación de servicio

En los próximos 21 meses se deberá trasponer a la legislación española y vendrá a sustituir y mejorar las condiciones ya exigidas a los portales de las administraciones públicas en el Real Decreto 1494/2007, es decir, que todos los portales cumplan los requisitos de prioridad 1 y 2 de la norma UNE 139803:2012 (equivalente a nivel AA en WCAG 2.0). Las normas establecidas entrarán en vigor para los portales nuevos 12 meses después de la trasposición, para el resto de portales 24 meses después de la trasposición y para las aplicaciones móviles 33 meses después de la trasposición.

La Directiva cubrirá todos los sitios web y aplicaciones móviles del sector público, así que ya tienen deberes todos los responsables web de administraciones públicas locales, regionales, tribunales, servicios de policía, hospitales, universidades, bibliotecas…

El 80% de las pymes no se sube a la nube porque no entienden los contratos

No pasa una semana sin que Amazon, Google o Microsoft anuncien un nuevo servicio cloud, cada vez más complejo y sofisticado que el de la semana anterior, como añadir capacidades de Deep Learning o de Inteligencia Artificial, de Machine Learning, etc, todo ello para proporcionar más herramientas a las empresas para gestionar procesos, mejorar traducciones, optimizar y flexibilizar sus arquitecturas TI, etc, etc.

Apabullante. Para las grandes empresas, quizá, para las pymes es otro cantar. Según las conclusiones de la jornada ‘SLA-Ready’ organizada por CONETIC, pese a ser conscientes de sus beneficios, el 80% de las pymes no usa servicios cloud porque no entiende bien los contratos de prestación de servicio que tiene que firmar con su proveedor.

La mayoría de los 20 millones de pymes europeas son microempresas (de uno a diez empleados) o pequeñas empresas con escaso tiempo y recursos para invertir en nuevas tecnologías y en el conocimiento técnico y legal para su adopción. Saben bien que el uso de la nube es un facilitador para el desarrollo del Internet de las Cosas, Big Data, la innovación… pero la falta de conocimiento, el uso de terminología compleja, la falta de estándares para comparar ofertas, el uso del inglés como idioma principal o la desinformación entre los derechos y obligaciones de usuarios y proveedores, son barreras casi insuperables para estas pequeñas empresas.

Me atrevería a meter en el saco a las AAPP -pequeñas y no tan pequeñas-, añadiendo además en su caso lo complicado que les resulta contratar estos servicios con el régimen jurídico actual y su reflejo en la disposición presupuestaria y temporal, entre otras cosas.

Quizá en vez de seguir avanzando en ofertar soluciones en la nube más y más complejas, los diversos proveedores TIC y cloud deberían -deberíamos- frenar un poco y hacer un esfuerzo de simplificación, de acompañamiento y de pedagogía en la oferta cloud.

 

Las redes sociales, pieza clave en la victoria de Trump

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En un clip teaser de una entrevista en la CBS que se emitirá hoy, Trump ya como presidente electo afirma que las redes sociales son una «forma moderna de comunicación» que han jugado un papel clave en su victoria electoral.

Trump suma más de 28 millones de seguidores en Twitter, Instagram y Facebook, y reconoce que el dinero que ha invertido en estos medios le ha ayudado mucho más que el dinero que sus rivales han invertido en campañas en los medios tradicionales. Trump ha invertido menos dinero, su impacto ha sido mucho mayor, y además ha utilizado las redes sociales como herramienta eficaz para desmontar el hilo argumental de sus rivales en los medios de comunicación tradicionales.

“I really believe that the fact that I have such power in terms of numbers with Facebook, Twitter, Instagram, et cetera — I think it helped me win all of these races where they’re spending much more money than I spent. Social media has more power than the money they spent, and I think maybe to a certain extent, I proved that.”

Vamos a ver si los datos sostienen esta opinión. Por ejemplo, impacto en Twitter. Twitter publicó el lunes pasado información sobre cuántos tuits mencionaban a cada candidato durante el transcurso del período electoral, y como muestra el gráfico, Trump fue generalmente el candidato sobre el que más se ha hablado. Para bien o para mal, la gente continuamente, constantemente, ha estado hablando sobre Trump.

¿Ser popular en Twitter hizo que Trump ganara las elecciones? Obviamente no. Pero lo que sí se puede entrever de estas estadísticas es que Trump era el eje en torno al cual pivotaban las elecciones. Cada vez que opinaba sobre algo, prometía algo, insultaba a alguien, sus palabras y su imagen conseguían dominar el ciclo de noticias y estar siempre presente.

¿Qué pasa cuando dominas el mensaje durante 17 meses? Normalmente ganas.